Viajero ciberal que llegas a esta insula apartada: no esperes que fuegos de artificio deslumbren tu mirada; ni que bellas palabras inunden tu alma: aqui ni desolación encontrarás...

Si a pesar de todo permaneces, niego toda responsabilidad.

Sobre aviso no hay engaño

Sobre aviso no hay engaño

miércoles, septiembre 09, 2009

Mexicanos en la Luna

Cierto día de Agosto acudí a la casa de un pariente para festejar el aniversario de su nacimiento. Ya saben, comida, bebida, charla... en fin, nada fuera de lo corriente, o al menos, eso suponía yo. Todo muy agradable, buen camarón, buen ceviche, un gran y energizante caldo de oso , en fin, le paro porque me está dando hambre.

La diferencia la marcó el tema central de la charla: ¡Los mexicanos pondríamos un hombre en la luna!.

La cuestión es que yo ignoraba ese hecho y la mayoría de la concurrencia me compadecía por mi ignorancia y escepticismo. ¿Como era posible que yo, que tengo fama de "estudiado" pudiese ignorar tamaña hazaña de un mexicano?

Sucede que mis interlocutores vieron en El Noticiero -un programa de noticias de Televisa- un reportaje acerca del tema. Yo, sinceramente no lo ví. No digo que no vea televisión. De hecho soy adicto, pero con otras temáticas. Muy raramente veo noticieros, así que no puedo juzgar de primer oído y vista el famoso reportaje. Pero cuando éste es capaz de confundir a tanta gente (yo supongo que fueron muchos más los confundidos), entonces se concluye que: o fué mal hecho, cosa que dudo; o fué malintencionado que dudo mucho más; o, lo más probable, que fue magnificado. Y pues no, no iba a la luna, iba a la Estación Espacial. Y pues no, no eran mexicanos, propiamente dicho. Son de ascendencia mexicana, que es distinto: hechos, formados, educados en Estados Unidos: Caravana con sombrero ajeno. Y conste: no hablo mal de estos señores. Hablo mal de los medios que adjudican y magnifican glorias que no nos pertenecen pues no hemos invertido un solo peso en su formación. Si, sus raíces son de acá. Pero corrimos a sus padres o abuelos con el látigo del hambre, la desesperanza y el desempleo: ¿cual orgullo?

Y es que nuestros ilustres medios tienden a magnificar TODO: Que si el nacionalismo, que si las desgracias, que si los logros; en fin, todo. Con el único afán de gritar más que el de enfrente o el de la azotea o el del sótano o el de servir a propósitos ocultos. La objetividad es la menor de sus preocupaciones. El rating, el servilismo comercial, valen más.

Por eso no veo los noticiarios de la tele...

Por otro lado, es muy bueno que progresen las investigaciones espaciales, que los enormes proyectos que giran sobre nuestras cabezas prosperen. Y que lo haga quien lo haga es intrascendente, pues los frutos, es la pregunta: ¿quien los cosechará? Dudo que México. Trascendental sería que la avanzada tecnología que nuestros priotécnicos dicen poseer, en un extraordinario esfuerzo conjunto y reunión de materiales y con la previa adoctrinación de algún extraviado mexican suicide bomber, lo ataran a miles de toneladas de juegos artificales y lo lanzaran rumbo al espacio, ¿por que no? quizá a la luna. Si llegase (cosa posible, no probable) seguramente no alcanzaría a decir una palabra. Ni siquiera se enteraría. Pero podríamos enorgullecernos de haber enviado un hombre a la luna... o no?